Una bebé fue víctima de ablación (mutilación genital). La bebé indígena arribó hasta un hospital de Pereira porque su madre, de 15 años, señalaba que presentaba problemas intestinales, como vómito y diarrea.
Cuando el grupo de salud realizó las primeras valoraciones, los médicos se dieron cuenta de que había otra causa de su estado de salud, pues tenía hinchazón en la zona genital. Había sido sometida al procedimiento dentro de su comunidad.
La realidad en los síntomas de la bebé
“Tenemos que tener en cuenta que la niña ingresa al Hospital San Jorge, no por el procedimiento puntual, que es la ablación, si no por la derivación y los resultados y complicaciones que tuvo esta niña al tener este procedimiento en su cuerpo”, expresó Sandra Gómez, secretaria de Salud de Risaralda.
Las autoridades de salud comentan que la menor tenía desnutrición y había llegado con infecciones. “También pudimos constatar que no tuvo controles médicos al nacer y al parecer no tiene el esquema de vacunas para una niña de su edad”, añadió Gómez.
No obstante, la madre de la niña, proveniente de Pueblo Rico, no tuvo controles prenatales.
En el Hospital San Jorge debió acudir a uno de sus enfermeros para poder entender la lengua de la madre, ya que no domina el español, y prestarle atención a la bebé.
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“Incluso, con él se han tenido algunas dificultades ya que no todas las comunidades manejan las mismas lenguas”, comentó Javier Alejandro Gaviria, gerente de la institución.
La bebé indígena está bajo observación, mientras se adelanta la ruta de atención del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
La brutal práctica que sufren las mujeres indígenas de Risaralda.
Aunque parezca increíble, y pese a los esfuerzos de prohibición de esta práctica, las comunidades Emberá Chamí y Emberá Katío todavía practican la mutilación genital femenina, conocida como ablación.
“Se practica únicamente contra niñas, normalmente cuando nacen. A veces se practica en edades mayores y eso es importante saberlo porque también tiene que ver con los hombres. Aunque la práctica normalmente la hace la matrona o partera, los hombres indígenas no están dispuestos a casarse con una mujer que no esté mutilada, entonces los casos de edades avanzadas de mutilación son porque el hombre las rechaza y las deben mutilar a los 15, 16 o 17 años”, sostuvo Laura Lozano, asesora de género, derechos e interculturalidad del Fondo de Población de Naciones Unidas.
Hasta dos de cada tres mujeres emberá han sufrido la mutilación genital.
Todo esto ¿Es seguro? No. Conlleva riesgos de desangrarse o de sufrir infecciones, pero no son los únicos riesgos. “También tiene unos riesgos psicológicos y vulnera los derechos sexuales y reproductivos”, añade la experta en género, derechos e interculturalidad.